Hoy tendría que haber sido...



Días atrás me golpeó un pensamiento con el que tuve que empezar a reconocer errores y a aceptar futuros cambios. Me dije a mi mismo: "las decisiones que tomé a los 20 años... ¿las hubiera tomado a los 30? Las decisiones de los 30 y como pensaba entonces... ¿pensaba igual a los 40? Entonces... ¿por qué creo que ahora tengo razón?"

Me casé a los 21 años. Un inmaduro total, pero que pensaba de mí mismo, que era un hombre sabio y entendido. Comencé a dar mis primeros pasos con la mujer que llena mis días y me acompaña desde hace ya... ¡22! (ya duplicamos!). Tuvimos nuestro primer hijo antes de cumplir 23. Y la lista sigue...
Recuerdo la sensación, los planes, los proyectos. Recuerdo como me llenaba la boca diciendo: "Tener un hijo joven te permite ser siempre un padre joven"; "Cuando él tenga 21 años, yo recién voy a tener 43 y vamos a compartir actividades, sueños, pensamientos..."
Pero nuestra visión a los 20... no es la de los 30... ni la de los 40...
Hoy tendría que haber sido uno de esos días que se convierten en los más importantes de tu vida; esos que quedan como hitos familiares y se recuerdan a lo largo de los años. Cuando tu primer hijo alcanza la mayoría de edad y ya es un "hombre", sentís que terminaste una etapa, cumpliste una tarea (aunque siempre quedan cosas por hacer y simplemente pasas a niveles distintos)
Hoy tendría que haber sido uno de esos días en que tu casa se llena de juventud felicitando al "mayor de edad", y no podés evitar que el orgullo de padre llene tu corazón.
Pero hoy,... sólo es un día más...

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