Mantenete Firme
Qué triste es ver a una persona moverse de tener un corazón tierno y completa confianza en Dios a tener un corazón duro y frío y una mente analítica que calcula cada movimiento.
Por desgracia, eso es lo que le pasó a Asa. Comenzó su reinado con una victoria poderosa, totalmente confiando en el Señor para derrotar a los etíopes. Al final de su reinado, sin embargo, cuando él había envejecido y ya no era un niño en su fe, contrató mercenarios para luchar sus batallas. El profeta le reprendió por su incredulidad, recordándole que "Los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen el corazón totalmente comprometido con él. ¡Qué necio has sido! ¡De ahora en adelante estarás en guerra!" (2 Crónicas 16:9).
La actitud incrédula de Asa fue también evidente en sus últimos años, cuando "...Asa contrajo una enfermedad grave en los pies. A pesar de lo grave que era, no buscó la ayuda del Señor, sino que recurrió exclusivamente a sus médicos. Así que murió en el año cuarenta y uno de su reinado." (2 Crónicas 16:12-13). ¡Hasta dónde Asa se había extraviado desde el momento en que toda la nación buscó al Señor y Dios le dio "descanso de sus enemigos" (2 Crónicas 14:6)!
Se centra ahora su esperanza en los esfuerzos del hombre más que en el poder de Dios. Asa no se equivocó al buscar la ayuda de los médicos, pero cometió un error en colocar su confianza en ellos y no en el Señor.
Propóngamonos permanecer en una simple, segura, e infantil total dependencia de Dios por el resto de nuestros días.
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