Escondites
Jeremías 23:23 NVI
¿Soy acaso Dios solo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos?», afirma el Señor.
Cuando Adán pecó (por descuidar su llamado y función y entonces salirse del plan y voluntad de Dios) su reacción inmediata fue esconderse.
Es muy gracioso aunque entendible, Adán conocía a Dios prácticamente “cara a cara” pero no tenía una total comprensión de que era Dios y de qué es ser un dios… Dios para Adán fue su única referencia de vida además de él en el mundo durante los milenios que anduvo por Edén antes de tener compañía.
La pregunta de Dios en Génesis 3:9 demuestra que quiso esconderse y aunque Dios no necesitaba una ubicación GPS para encontrarlo, su pregunta tal vez apuntaba a algo más profundo: “¿en qué posición estás? ¿dónde estás parado?
Hoy todavía seguimos con la costumbre de Adán y cuando nos deslizamos, cuando nos equivocamos, cuando erramos y pecamos también pretendemos escondernos de Dios. Claro, no hay una selva en la que meternos, o sí… nos escondemos entre nuestras miserias y excusas, nos escondemos detrás de simulaciones y mentiras, nos escondemos evitando hablar con él, dejando de orar, porque tal vez así no nos encuentre.
Dice Jeremías 23:23 “¿Soy acaso Dios solo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos?”
No hay lugar donde podamos escondernos (así dice el verso 24) y todo el tiempo él nos sigue mirando (Proverbios 15:3) y es más, cuando estamos lejos por habernos alejado, también desde ahí Dios nos sigue mirando y escuchando.
Dejá de dar vueltas… ¿te equivocaste? “Acercate confiadamente al trono de la gracia…”
Que tengas un excelente día!

Comentarios