La Costumbre
Pero yo creo que en realidad, el culpable de todo eso no es la rutina, sino la costumbre. Hacer las mismas cosas todos los días, de tal manera que ya están incorporadas, nos lleva a no pensar en esas cosas que hacemos y entonces perdemos interés por algo que ni reconocemos que está ahí.
¡Ves! Ahora decís que eso es rutina. Y empezamos de nuevo...
Yo creo que la rutina es tener un camino marcado, que agiliza el tránsito. Una rutina es una calle que nos lleva a un destino. Una rutina es un protocolo de acción ante una emergencia. Una rutina es una secuencia de encendido de cierta maquinaria. Una rutina es el orden en que uso las máquinas del "gym" en cada ocasión. Una rutina es el ciclo diario desde que me despierto hasta que salgo de mi casa a trabajar. Una rutina, para mí eh..., es lo que nos simplifica la vida.
Pero la costumbre es lo que incorporamos, naturalizamos y "menospreciamos". No, no hablo en forma despectiva, sino que "le bajamos el precio", o sea, consideramos que ya no vale tanto (por eso uno "menosprecio").
Costumbre es ir al baño al despertarme, con cara de dormido y de loco. Costumbre es poner a calentar el agua para el mate, sin pensar demasiado. Costumbre es ver a mi familia y saludarlos por encima, porque ¡ya los conozco! ¡Viven en la misma casa! Costumbre es salir de casa y saludar al vecino con un movimiento de cabeza, cuando ni siquiera sé como se llama. Costumbre es quejarme todos los días de lo que todos se queja, porque hay que seguir la corriente y no parecer un bicho extraño. Costumbre es hablar mal del gobierno, aunque a mi no me vaya mal...
Costumbre es que Dios me hable y tomarlo como algo habitual. Habitual. El Dios que creó el universo me habla, pero eso es habitual...
Ahí está la diferencia. En bajarle el precio a lo que Dios hizo y hace en mí ¡Ni hablar de lo que hizo por mí! En no reconocer el privilegio que tengo de poder levantar la voz y saber que Dios me escucha. El no darme cuenta que soy tan especial que Dios está en mí.
Nos acostumbramos a su palabra, a su presencia, a su mover. A verlo obrar. Nos acostumbramos a adorar, a ir a la iglesia, a tener "rutinas" evangélicas que no cambian la vida pero me "acostumbré" a ellas.
Dice Hebreos 3:14 "Hemos llegado a tener parte con Cristo, si en verdad mantenemos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio." También dice Hebreos, en 3:7-8 "Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan sus corazones..."
No permitas que la costumbre mate lo que Dios empezó a hacer en vos y al contrario, encará las rutinas que te acerquen a él cada día más. (Intimidad, Palabra, Oración, Adoración)

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